Hubo un hombre a quien
la Pena nombró su amigo,
Y él, soñando con su
alta camarada,
Caminaba con pasos
lentos por las resplandecientes
Y rumorosas arenas por
donde el viento agita el oleaje:
Y alto le pedía a las
estrellas que se inclinaran
Desde sus pálidos
tronos para confortarlo, pero ellas,
Cómplices entre sí,
siempre se reían y cantaban,
Y entonces el hombre a
quien la Pena nombró su amigo
Gritaba al viento, ¡Mar
Sombrío, escucha mi más penosa historia!
El
mar siguió barriendo sobre la arena y gritó su antiguo y calmo
grito,
Vagando
en sueños de colina en colina.
Él
abandonó la persecución de su gloria
Y,
en el lejano y gentil descanso de un valle,
Le
contó toda su historia a las relucientes gotas del rocío.
Pero
ellas nada escucharon, porque siempre están escuchando
El
sonido de su propio goteo.
Entonces
el hombre a quien la Pena nombró su amigo,
Buscó
de nuevo la costa y encontró una caracola,
Y
pensó: mi difícil historia he de contarle
Con
mis propias palabras, y ella, con su eco, enviará
Su
tristeza a través del hueco de su perlado corazón;
Y
mi propio cuento otra vez cantará para mí,
Y
mis propias susurrantes palabras serán mi alivio.
Y
ay... mi antigua carga ha de partir.
Entonces
cantó suavemente cerca del perlado borde;
Pero
aquel triste y solitario habitante de los mares agitados
Tornó
su canto en un gemido inarticulado
Entre
su confuso tumulto, olvidándolo todo.
William Butler Yeats
(1889)
Traducción: Pedro Peña
Bueno, me encantó, no es la traducción más fiel. Pero hermosa aún. Felicidades!!!
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