lunes, 12 de enero de 2015

LA CANCIÓN DEL PASTOR FELIZ


Los bosques de la Arcadia ya están muertos,
Y acabada su antigua alegría;
Desde lo arcano el mundo se alimentó de sueños,
La Gris Verdad es hoy su colorido juguete;
Y aun gira ella su inquieta cabeza:
Pero oh, niños enfermos del mundo,
De todas las muchas cosas que mudando estado
En triste danza se arremolinan detrás de nosotros,
Al son de la cascada canción que Cronos canta,
Solo las palabras son innegablemente buenas.
¿Dónde están ahora los reyes guerreros
Que se mofaban de la palabra? Por la Cruz Triunfal,
¿Dónde están ahora los reyes guerreros?
Dicha por un escolar vacilante,
Leyéndola en alguna confusa historia,
Una vacía palabra es hoy toda su gloria:
Los reyes del tiempo antiguo yacen muertos;
La misma tierra vagabunda podría ser
Nada más que una palabra en llamas,
Escuchada solo un instante en el ruidoso espacio,
Afligiendo el ensueño interminable.

Por eso nunca veneres hazañas polvorientas,
Ni busques, porque esto es también cierto,
Con hambre desesperada la verdad,
No sea que tu esfuerzo solo produzca
Nuevos sueños, nuevos sueños; no hay verdad
Sino en tu propio corazón. Así que no busques
Conocimiento en los hombres de estrellas,
Que siguen con sus lentes ópticos
Los sinuosos caminos de los astros que pasan -
No busques, porque esto es también cierto,
Sus palabras – la fría ruina de las estrellas
Les ha penetrado y partido sus corazones en dos,
Y muerta yace toda su humana verdad.
Ve a recoger al costado del mar susurrante,
Alguna retorcida caracola con sus ecos,
Y a sus labios cuéntale tu historia,
Y ellos serán tu alivio,
Transformando con melodiosa astucia,
Levemente, tus inquietas palabras,
Hasta que cantando se desvanezcan
Y mueran en su perlada hermandad;
Porque solo las palabras son innegablemente buenas:
Canta, entonces, porque esto es también cierto.

Ya debo irme: hay una tumba
donde ondean narcisos y lirios,
Complaceré al desdichado fauno,
Enterrado bajo aquel suelo adormilado,
Con alegres canciones, antes del amanecer.
Sus aullantes días fueron coronados con alegría;
Y yo aun sueño que holla la grama,
Como un fantasma, caminando sobre el rocío,
Atravesado por mi canto agradecido,
Mis canciones de la soñada juventud de la vieja tierra:
¡Pero, ay! Ella no sueña ahora; ¡sueña tú!
Porque hermosas son las amapolas de la cumbre:
Sueña, sueña, porque esto es también cierto.



William Butler Yeats - 1889
Traducción: Pedro Peña

1 comentario:

  1. Gracias por esta traducción tan interpretada, pero que le da sentido a cada palabra.

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